De ahora en adelante es importante empezar a incluir en su dieta alimentos ricos en los nutrientes anteriormente mencionados, en presentaciones que pueda consumir fácilmente como papillas, sin dejar de lado la leche materna, para así favorecer su crecimiento y desarrollo.
Hay varios indicadores de que nuestro bebé se encuentra listo para recibir cierto tipo de alimentos, por ejemplo, que pueda mantener una posición sentado con poco apoyo, logra abrir la boquita cuando roza una cuchara o es capaz de trasladar el alimento hacia atrás y pasarlo sin ninguna complicación, sin embargo, es bueno tener en cuenta que no hay que forzarlo si no quiere, él te hará saber cuándo esté preparado. Si tienes dudas es importante que consultes con su pediatra.
Algunos de los alimentos que puedes empezar a ofrecerle a tu bebé pueden ser las frutas, las verduras o los cereales en porciones moderadas, es clave que le suministres estos alimentos de uno en uno y en un lapso de cada tres días para que el bebé pueda asimilarlos y así puedas también saber si el alimento le cae bien o le genera alguna reacción. Además, es importante que los cocines bien ya sea al vapor, hervidos o a la plancha y se los des en forma de papillas o trocitos pequeños.
El entorno en el que se encuentre el bebé es fundamental al momento de recibir los nuevos alimentos, ya que le tiene que generar interés probarlos, si los tenemos viendo televisión o entretenidos con alguna otra cosa perderá cualquier tipo de motivación por la comida, por lo que puede terminar rechazándola. Deja que juegue con ella ya que explorarla puede generarle curiosidad por probarla.
Una actividad que puede ayudar a tu hijo a comer estos alimentos es hacerlo en familia, siéntense todos en la mesa y compartan todos juntos la hora de la comida, pues bien sabemos que los niños actúan por imitación, y qué mejor ejemplo que el nuestro para que ellos vean cómo disfrutamos los alimentos.
Ahora que ya conoces un poco más sobre esta alimentación complementaria para tu bebé, es momento de que la pruebes, y recuerda siempre que todo debe ser al ritmo de tu hijo, sin embargo, no olvides consultar con su pediatra cuáles alimentos son mejor para él, pues todos los niños tienen necesidades diferentes.